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La dieta vegetal y las plantas

La dieta vegetal y las plantas

Durante las excavaciones los arqueólogos descubren los restos de casas, plazas y edificios que fueron hechos con piedras y tierra. Estas ruinas permiten darnos una idea de cómo eran los espacios donde vivieron y convivieron las personas que los habitaron hace muchísimos años.

Pero los arqueólogos no sólo nos preguntamos cómo era el lugar donde vivió esa gente, sino cómo vivieron esas personas… y la comida es uno de los temas que inevitablemente debemos tomar en cuenta.

La alimentación humana tiene dos componentes básicos: el animal y el vegetal. En general, los muchos fragmentos de huesos de animales que se han encontrado en las excavaciones dan una buena idea de los animales que fueron consumidos, sin embargo, ¿dónde se encuentran los vegetales?

A diferencia de los huesos, las plantas y frutos que fueron utilizados y consumidos en la antigüedad casi no se preservan. Sin embargo, se pueden encontrar pistas muy valiosas de su presencia, uso y consumo. Una de ellas son las semillas carbonizadas, pero por su tamaño son prácticamente invisibles durante los trabajos de excavación, pues miden apenas unos milímetros. Entonces, ¿cómo es que se pueden recuperar?

Semillas: las pistas

Cuando los arqueólogos excavamos algún área que contiene muchos artefactos de cerámica, piedra, hueso, etc., también guardamos muestras de tierra en bolsas grandes (más de 2 litros) para analizarlas más tarde en el laboratorio.

Esa tierra se deja secar y luego se vierte en una cubeta con agua que se mueve suavemente pero de forma constante. De esta manera, los restos carbonizados “flotan” y se guardan para mirarlos después en el microscopio y poder ver qué son. A esta actividad se le llama “flotación”.

Así, los especialistas pueden identificar mediante un microscopio las semillas carbonizadas, fragmentos de madera e incluso huesos de especies muy pequeñitas.

¿Por qué carbonizadas?

Como las semillas antiguas, al igual que las demás partes de las plantas, terminan desintegrándose con el paso del tiempo, sólo aquéllas que se quemaron en la antigüedad son las que tienen oportunidad de ser encontradas por los arqueólogos ahora. Por otra parte, las raíces y otros restos vegetales no carbonizados suelen ser resultado de “filtraciones” o contaminación recientes.

Semillas carbonizadas encontradas en el Complejo Plaza de las Columnas (fotos cortesía de la Dra. Clarissa Cagnato, Plaza de las Columnas 2018)

Lo que dicen las semillas del Complejo Plaza de las Columnas

La investigación de los restos carbonizados encontrados de esta manera ha permitido identificar muchas plantas que fueron aprovechadas por los habitantes del Complejo Plaza de las Columnas, como por ejemplo: maíz, frijol, chile, calabaza, nopal, amaranto, quenopodios, chía, y verdolaga.

Algunos resultados interesantes del análisis hecho durante 2018, mostraron que otro fruto aprovechado aquí fue la guayaba. Esto es muy interesante, pues no es un fruto originario de esta región, ya que suele crecer en zonas de mucho menor altitud, así que probablemente fue una especie que fue importada al valle de Teotihuacan.

Temporada 2018

Temporada 2018

¡Una gran experiencia!

Durante este verano 2018, la temporada de campo del Proyecto Complejo Plaza de las Columnas ha sido una experiencia exitosa. Comenzando el 2 de julio, seis arqueólogos llevaron a cabo excavaciones en cinco áreas de gran interés, uno más continúa con el recorrido de superficie del Valle de Teotihuacan, y dos estudiantes internacionales junto con 23 trabajadores auxiliares de campo nos apoyaron en estas importantes actividades, además de 13 personas más en laboratorio. Asimismo, varios especialistas han llegado y otros más están por llegar para desarrollar estudios de materiales arqueológicos y muestras que complementan información reveladora sobre el pasado en esta región.

La convivencia de nuestro equipo y el aprendizaje que cada año compartimos integran una grata experiencia en esta valiosa labor para conocer más y mejor nuestro pasado.

¡A punto de cerrar las excavaciones, todos los que formamos parte del equipo del proyecto esperamos con alegría compartir más de estas experiencias con el público!

 

Y detrás de los arqueólogos…los auxiliares de campo

Y detrás de los arqueólogos…los auxiliares de campo

por Adriana Sánchez

 

Ha sido una semana intensa, estamos concluyendo la tercera temporada de trabajo de campo (2017) del PPCC, esto se traduce en concluir todos los pendientes de campo, la última foto, el último trazo al dibujo, la última letra de la descripción y en el diario de campo.

Contamos con tan sólo tres días para tapar o rellenar las cuatro últimas áreas exploradas. La primera de 12m de largo por 3m de ancho con algunas zonas que alcanzan los 2m y hasta los 4m de profundidad; la segunda, que no es tan ancha pero sí larga y complicada de rellenar, es un túnel de más de  diez metros de largo, más diez metro de ancho y un metro y medio de altura; la tercera se localiza en la parte superior de uno de las estructuras más altas del conjunto con un área aproximada de 9m por 6m con una profundidad de 3m aproximadamente; y la cuarta corresponde al túnel que se comenzó a explorar en la primera temporada de campo (2015) y del que se han obtenido cosas muy interesantes.

Terminando de escribir o hacer lo ¨ÚLTIMO de lo ÚLTIMO¨ en campo, iniciamos con el cierre de excavaciones y es entonces cuando la adrenalina aumenta, el estrés y la angustia se hacen presentes, las emociones se agolpan. Todas las áreas de trabajo deben quedar limpias, las zonas de excavación deben quedar perfectamente cubiertas.

Para estas labores nos apoyamos en las personas que nos auxilian en las labores de campo, vecinos de localidades cercanas a la Zona de Monumentos Arqueológicos de Teotihuacan (ZMAT). Son jóvenes que hace apenas un par de meses han cumplido su mayoría de edad (18 años) y que experimentan en el proyecto su primer trabajo, o bien, personas mayores que tienen más de 10 años participando en diversos proyectos de investigación arqueológica dentro de la ZMAT.

Ellos son los que hacen el trabajo duro: cargar las cubetas hasta la criba, sacar las grandes piedras de las excavaciones, idearse formas para acomodar las lonas y proteger las excavaciones de la lluvia, entre muchas otras cosas más; y aunque nosotros los arqueólogos dirigimos todas estas actividades, debemos reconocer que mucho del trabajo físico lo realizan ellos.

Y son ellos los que soportan el mal humor del arqueólogo producto del estrés por concluir en tiempo y forma; pero también son ellos lo que de pronto te dan ánimo para seguir “en esto de la arqueología”.

No cualquiera puede ser auxiliar de campo en un proyecto arqueológico, dentro de la rudeza física que demanda el trabajo se debe ser sensible y hasta delicado. Es por la conjunción de estas tres cualidades que algunos quizá no vuelvan el siguiente año; pero sabemos que a muchos de los que han estado en este proyecto los veremos la próxima temporada de campo, nos saludaremos con alegría y nos daremos la mano para continuar trabajando, pese a la angustia y al estrés que trae consigo el cierre de la temporada de campo.

¡GRACIAS a todos y cada uno de las personas que nos auxiliaron durante esta tercera temporada de campo! MUCHAS GRACIAS

83° Reunión Anual de la SAA = Un Éxito!

83° Reunión Anual de la SAA = Un Éxito!

¡Hola a todos! Tuvimos una participación sorprendente en la 83° Reunión Anual de la SAA en Washington, D.C. La pasamos de maravilla compartiendo con ustedes sólo un fragmento de nuestro trabajo multidisciplinario en el Complejo Plaza de las Columnas. En nombre del equipo del PPCC – pasado, presente y future – ¡muchas gracias por todo el apoyo! Este verano reanudaremos las excavaciones y esperamos continuar explorando y compartiendo nuestros hallazgos con ustedes.

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